A medida que el músico va recorriendo su formación, se forma una emoción tan dolorosa como crucial, tan compleja como inconcebible en una actividad a la que se ama: La Culpa. El músico suele ir sintiéndose cada vez más culpable a medida que siente que no está dedicando todo su tiempo
y energía a "ser músico". Así, para aliviar su Culpa (léase bien: No para disfrutar del hecho musical o para experimentar aquello que lo llevó a estudiar música; sino para aliviar su Culpa) el Músico en formación intenta ser Músico el mayor tiempo y con la mayor energía posible.
Mauricio Weintraub (Música y emociones, 2016)
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