


Mi experiencia en el concierto que ofrecimos fue diferente en varios aspectos, pude observar la quietud del público orizabeño quienes se comportaron de una manera intachable gustosos de escuchar la música de concierto. Al terminar el evento y como usualmente pasa en los lugares donde nos presentamos la gente pedía autógrafos sobre todo a las personas que parecen menos mexicanas. En todas las personas pude ver un gesto de sonrisa, amabilidad y admiración por todos los músicos que participaban. Estuvimos muy contentos de que las autoridades del municipio nos recibieron con los brazos abiertos y se pudo realizar un concierto no programado. Pero lo mejor estaba por venir.
Al día siguiente tuvimos nuestro primer ensayo con música mexicana, por fin tuve el privilegio de escuchar a mis compañeros tocar como mariachis, ensayamos los Sones de Jalisco, los Huapangos de Rubén Fuentes y otras melodías que hicieron un buen preámbulo de lo que sería el día más significativo de la gira. Terminando el ensayo el director nos hizo una invitación a todos los que quisiéramos tocar de última hora (“palomazo” en mexicano) en el concierto que los chicos de la Sinfónica Juvenil de Orizaba
nos tenían preparado a lo que muchos de nosotros sin pensarlo nos anotamos en la lista que pasaba las treinta personas.

El concierto empezaba a las 7:00 pm y tan pronto llegamos los chicos lucieron visiblemente emocionados de poder compartir el escenario con nosotros. Nos acomodamos como pudimos siempre compartiendo el atril con uno de los chicos, solo pudimos ensayar cinco minutos porque el público empezó a entrar de una manera tan entusiasta que tuvimos que parar el ensayo.
Después de la tercera llamada comenzó una velada inolvidable. Todo el programa fue de música mexicana y estuve contento de volver a tocar canciones como “la cucaracha”, “las gaviotas”, “México lindo y querido”, “Veracruz” y también tocamos tangos con dedicatoria para nuestro director Dante Anzolini. Lo mejor llegó cuando tocamos el Huapango de José Pablo Moncayo considerado como el segundo himno nacional mexicano puesto que hubo un grupo de jarocho bailando haciendo más significativa la experiencia de escuchar la pieza. Y es que no es casualidad que la YOA haya tenido su residencia en Xalapa y conciertos en Tuxpan y Orizaba, el estado de Veracruz es rico en tradición cultural y tiene la suficiente estructura para recibir a una institución de semejantes magnitudes como es la Orquesta de las Américas. Fue interesante resaltar que el Huapango está estructurado tres por sones jarochos populares de Veracruz, una prueba más del importante legado cultural de nuestro estado hacia el mundo.


No hay comentarios:
Publicar un comentario