Redactados
desde mi propio sufrimiento, te los comparto para que puedas identificar los
tuyos.

INTROYECCIÓN:
"Debo ser un músico muy bueno", lo dicen mi maestro/a, mis
compañeros, mis padres y me lo creo sin asimilar la frase completamente
PROYECCIÓN:
"Mis compañeros de clase quieren ser tan buenos o no tan malos como
yo", empiezas a ver en otros seres humanos a tus probables competidores.
CONFLUENCIA:
"Como todos queremos ser buenos y hay que ser bueno entonces es la única
forma de seguir adelante" Se borran las diferencias y los límites entre el
ser humano y la cultura que lo rodea
RETROFLEXIÓN:
"¿Soy un músico bueno?, tal vez no lo suficiente, haré lo que sea para
conseguirlo". El retroflector hace a sí mismo lo que le gustaría hacer a
los otros: se critica, se exige, se lastima.
EGOTISMO:
"Soy muy bueno, realmente muy bueno, los demás son inferiores a mi"
Se antepone tu necesidad ante las del entorno
DEFLEXIÓN:
"Como tengo que ser un músico muy bueno y no lo estoy logrando entonces
haré lo posible para confirmar por qué no puedo hacerlo" La pereza de
buscar nuevas formas de hacer música hace que evitemos contactar con el
conflicto que nos puede hacer crecer exponencialmente
PROFLEXIÓN:
"Como soy muy bueno tengo que actuar como músico bueno para que piensen
que soy bueno". Se trata de actuar de cierta forma (no honesta casi
siempre) para conseguir determinadas acciones del mundo
NEGACIÓN:
"Si soy buen músico soy buena persona, si soy mal músico soy mala
persona". Negamos las partes nuestras no aceptadas, si tenemos una
autoestima baja lo más probable es que nos escudemos en un rol de nuestra vida
RACIONALIZACIÓN:
"Hay que ser bueno ¿a poco hay otra manera de ser?, pónganse a estudiar
bola de flojos". Se trata de justificar y tranquilizar evitando darte
cuenta del peso de tus palabras que eventualmente se voltearán contra ti el día
de tu recital
Adaptado para
músicos de "Mecanismos Neuróticos de defensa en Terapia Gestalt" de
Ángeles Martín González (2012)
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