La gran
mayoría de músicos (cada uno tiene su historia personal) pasamos por muchos de
estos puntos antes de buscar ayuda profesional. Aceptar tu vulnerabilidad es un
buen indicio de que tu nivel de honestidad ha subido. Revisa bien tu historia
de vida y trabájala en terapia.
Existe el
sonido, la persona se siente atraída por la música
La persona la
reproduce divirtiéndose
Otro se da
cuenta y lo invita a estudiar en una escuela o con un maestro/a
En algunos
casos los padres devalúan “de músico te vas a morir de hambre”
El músico
empieza a interpretar para otro, ya no para sí mismo
Empieza a
introyectar creencias “Un músico debe de ser así, debe de tener tal edad, debe
de estudiar tantas horas, se debe presentar tantas veces, no debe de tener
nervios, etc…”
Empieza a
compararse con sus compañeros/as de clase más avanzados/as
Conforme va
avanzando la presión se vuelve más fuerte.
Como lo que
introyectó se convirtió en expectativa muy alta para el músico, su familia, su
maestro/a o su escuela se deprime, empieza a experimentar pánico escénico u
otro sintomatología
Acude a
terapia para sanarse
¿En cuál de
estos pasos te perdiste? Encontrando dónde nos perdimos podemos retomar el
camino resignificándolo
Edu
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