Emergencia
permanente. “Algo muy catastrófico va a pasar, será horrible”. Desestimas tus
recursos para hacerle frente a los problemas que desencadenan un estado de
indefensión aprendida.
Autosabotaje.
“Todo es mi culpa, todo lo que me dicen es personal”. No piensas con lógica, te
castigas y criticas incesantemente. Pierdes autoestima y autoconfianza.
Extremismo
“El recital fue el mejor de mi vida – es el peor oso que he hecho en años”. No
existe la escala de grises, sólo blanco o negro. Cualquier decisión es un
camino sin retorno.
Etiquetas
negativas. “Eso salió mal, esta persona toca mal, este maestro enseña mal”. Te
cierras a ver posibilidades diferentes al encerrar una situación. Tienes una
imagen muy limitada de ti y el mundo. Ignoras potencialidades.
Visión
reducida. “Nunca lo lograré” Sólo ves problemas, errores y carencias. Te
centras en lo negativo gastando energía que podrías invertir en la solución
Generalizar
“Siempre me va mal, estoy seguro”. Sacas conclusiones apresuradas sobre algo que
no ha pasado. Se vuelve un ciclo de negatividad sin fin.
Deshonestidad
“Esa persona toca/canta más que yo – yo toco/canto más que él/ella”. Por
compararte magnificas los aspectos positivos o negativos de los demás. Tienes
miedo de que los demás se den cuenta de que lo que ocultas es un problema de
autoestima.
Insensibilidad.
“Todos mis presentaciones deben de ser un éxito” Tu vida se rige en nunca ser
suficiente. Por agradar a los demás te vas olvidando por completo de la música
y de lo que te llevó a ella inicialmente. Caes en desilusión.
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