
2. Mira de
nuevo el recital. Acepta tu agresividad, deseos destructivos reprimidos y tu
egoísmo. Luego exclama: "Lo hice lo mejor que pude, es válido estar
enojado, soy parte de un colectivo de músicos"
3. Mírate en
un espejo. Acepta creatividad en la forma en la que vistes, debilidad moral e
impotencia. Luego exclama:
"Soy creativo, está bien ser nervioso, nadie me
obliga a entrar en el escenario, eso me hace una persona valiente"
4. Mírate y
acepta que no eres famoso ni tienes dinero, siente que tu nivel es
insuficiente, temes fracasar. Luego exclama "Soy humano, tengo salud,
tengo personas que me quieren, la música no tiene prisa, no hay manera de
fracasar"
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