2. Es consciente de que el rol sólo existe a la hora de interpretar
3. Sabe delegar.
El líder musical no es necesariamente siempre el mejor intérprete. Conocer las
propias limitaciones hace más fácil el trabajo.
4. Escucha y
fomenta el diálogo. Escuchar implica tener un mínimo de diálogo interno para
saber recibir.
Se conoce a
sí mismo. Sabe sus puntos fuertes y los usa a favor del grupo, no sólo a favor
de sí.
5. Mantiene la
compostura en situaciones de estrés. No se toma nada personal, sabe que el rol
de líder es ideal para que alguien proyecte toda sus frustraciones en él/ella
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