ENSAYO PARA ACREDITAR LA UNIDAD I DE LA MATERIA DE LIDERAZGO DEL DOCTORADO EN DIRECCIÓN
El
trabajo de un líder es influir e inspirar a las personas para el logro de
objetivos. Un director de orquesta cual líder se basa en el conocimiento
musical, técnica y otras habilidades humanas para liderar a los mús
icos a quienes
según el maestro Fernando Ávila Navarro debe tratar como colegas.
El
director de orquesta es un líder fundamentalmente autócrata pues es la única
persona que está allí para proponer (no imponer) una idea musical sobre la obra
que se está ejecutando.
Mauricio Weintraub en su libro Música y Emociones
(2014) define la actividad del director de orquesta como eso, una relación
unidireccional compatible con el músico y su instrumento. El director es pues
el músico y los músicos de la orquesta son “su” instrumento. Fernando Lozano en
su libro “La mano izquierda” habla también sobre que el director no puede ser
un líder democrático pues sería imposible consensuar
las ideas de por lo menos
cincuenta músicos en un ensayo de orquesta. Quiérase o no el director es el que
tiene la responsabilidad de la interpretación musical que se trabaja en los
ensayos. Esto hace que muchos músicos se frustren. En un curso de dirección el
maestro Ronald Zollman, quien fue por muchos años director de la Orquesta
Filarmónica de la UNAM dijo que el director es la “batería” de la orquesta, de
donde emana la energía para inspirar, pero para que esa energía fluya el músico
debe entrar al ensayo con sus ideas sobre la obra puestas en pausa y confiar en
el director. Es por ello que el trabajo de la persona que está frente a los
músicos es muy importante y es por ello también la razón de la frustración de
muchos músicos de orquesta. Al pensar que lo harían mejor, o que su
interpretación musical sería más válida o incluso, cuando a veces el que está
enfrente no está proponiendo nada el músico empieza a hacer gala de todas sus
maneras (sanas e insanas) de frustrarse. En ese sentido el maestro Weintraub
propone que un músico de orquesta debe tener proyectos fuera que le permitan
expandir y desarrollar su creatividad, cosa que no puede hacer en un modelo
autocrático como es el ensayo de orquesta.
La
comunicación del director es importante, y la más prioritaria: la comunicación
no verbal, como decía el maestro Ávila, músico que no toca, platica. Esencialmente
el director está allí para ayudar a los músicos
a empezar y terminar juntos,
una vez logrado eso se espera que influya de una manera positiva y musical. El
director podría no ser un líder en toda la extensión de la palabra pero si con
su presencia influye positivamente se convierte en una pieza fundamental del
trabajo musical.
La
influencia del director actual rebasa la sala de ensayo, al menos en mi
contexto que son las orquestas Mexicanas el director influye en la organización
entera, desde el personal para acomodar sillas y atriles, personal de apoyo
administrativo hasta la comunidad de la que es parte la orquesta.
Un
director tiene que tomar decisiones, algunas con mucho tiempo de anticipación y
otras al momento, pues la música al igual que el teatro es una arte viva, es
decir, se vive en presente. Se pueden prever problemas y priorizarlos pero es
más importante educar el oído para escuchar lo que realmente está pasando. Tener
las posibles causas de los problemas que aquejan a un director de orquesta y
todo el conocimiento que sea posible hará del trabajo una mejor experiencia.
La
retroalimentación es vital, si bien los músicos hacen retroalimentación durante
el ensayo (con gestos o miradas de aprobación o desaprobación hasta halagos o
faltas de respeto) es importante hacer una buena evaluación de cada ensayo y
concierto. Al final establecer soluciones a los problemas que se consideren
necesarios.
El
director debe tener una visión y visión del conjunto por pequeño que sea,
conocer el contexto, ver las debilidades y amenazas musicales y extra
musicales. En mi experiencia las segundas son las más difíciles de prever. Ante
la crisis lo más importante es fluir con ella y saber cómo resolver.
BIBLIOGRAFÍA
Lozano
F. (2007) La mano izquierda. Porrúa,
México.
Weintraub
M. (2014) Música y emociones. Aleph
Editores. Buenos Aires, Argentina.
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