Ayer fuimos a un paseo en lancha al cañón del sumidero en Chiapas. Antes de subir el dueño nos dijo: la calidad del viaje depende de varias cosas, el clima, el horario y la pericia del conductor. Si no se ven animales suficientes o no podemos completar el viaje será debido a estos factores...
Esto me hizo pensar, y si en cada concierto o recital nosotros como público pensáramos: la calidad del concierto depende de varias cosas, del número de ensayos, de la parte de la temporada en la que estamos, del clima que afecta a los instrumentos, del proceso en el que se encuentra el intérprete, de la sala y del contexto en general
Un viaje en lancha es una experiencia parecida a un concierto. El viaje se disfruta igual. Si el señor no nos hubiera advertido sobre las condiciones del viaje tal vez sería más fácil quejarse, tal vez alguien ya lo hizo. Me concentré en apreciar la naturaleza en vez de poner atención en la pericia del conductor
¿Y si en vez de poner toda la atención al intérprete nos concentramos en la majestuosidad de la obra? Probablemente disfrutaríamos la experiencia
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