lunes, 19 de agosto de 2019

CADA QUIEN AVANZA A SU RITMO

Cuando tenía doce años entré al grupo de monaguillos de la parroquia Emperatriz de América de Xalapa lo que me hizo acercarme a las lecturas y evangelios de todos los domingos. Aprovechando eso he aquí el primero de ellos adaptado a la actividad musical: 

Esta es mi parábola preferida de la biblia. Mateo 20:2–15

Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: “Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.” Y ellos fueron. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados y les dijo: “¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?” Le dijeron: “Porque nadie nos ha contratado.” Él les dijo: “Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo." Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros.”
Llegaron los que habían ido cerca de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. Al llegar también los primeros, pensaron que habían de recibir más, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: “Estos últimos han trabajado una sola hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.” Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No me está permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?”

Comparo el viñedo con una orquesta o una escuela de música. Todos tenemos niveles y procesos diferentes. Cada quien recorre su propio camino para llegar a ser lo que es hoy. Ningún camino es mejor que otro por lo tanto todos somos valiosos. En una orquesta, escuela o cualquier lugar de trabajo hay diferentes niveles de preparación. Sería imposible que todos rindiéramos igual, que estuviéramos igual de preparados o que tuviéramos las mismas facilidades. El dueño de la viña valora al final a todos por igual independientemente de la hora a la que llegaron, después de todo fue un acuerdo.

Esta es una forma de trabajar los tres introyectos nucleares de la neurosis. No valgo, no merezco, no soy suficiente.
He visto como muchos músicos sienten que no están lo suficientemente preparados como para dedicarse a la música. Se comparan con otros pensando que nunca lo lograrán, están centrados en el resultado más que en el proceso. En un ambiente competitivo esto es algo difícil de discernir. Todos valemos, merecemos lo que tenemos y somos suficientes. Estamos en diferentes partes del proceso. Valemos por que somos humanos y estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, probablemente empezamos tarde o tenemos menos facilidad pero eso no nos hace menos que los demás. Todos merecemos el denario.

Al final de todo, creo que la vida no nos preguntará si fuimos muy buenos o malos músicos, si no, vale la pena darse la vuelta por el panteón. Lo que creo es que, si es que hay una pregunta, sería ¿Disfrutaste ser músico? ¿Cuántas veces permitiste que la música te tocara? ¿Te hizo más sensible hacia las personas?


Gracias por leer y comentar los post. La reflexión terapéutica ha terminado. Demos gracias a Dios. Tengan un feliz día

Edu

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