jueves, 22 de agosto de 2019

EL MÚSICO NEURÓTICO

Tengas el nivel que tengas, al asistir
al recital de un colega ten siempre presente que él/ella tienen una historia propia, llena de miedos, inseguridades, alegrías y otras emociones Comprender que en el escenario el músico hace lo mejor que puede y aceptarlo desde esa humildad proyectada nos puede ayudar a reconciliarnos con nuestra propia exigencia
Ser empático al asistir al a recitales de colegas es a veces difícil porque implica renunciar a las ideas propias (o las del maestro), al modo de pensar (muchas veces el que traes de casa), de ver las cosas (con el objetivo



de la institución donde estudias) y de enfocar la vida, al deseo de imponerse, a los prejuicios e inseguridades, etc, con objeto de comprender auténticamente al otro en todas sus dimensiones
Cuando afirmo que muchos músicos somos neuróticos no me refiero a que estamos enfermos sino que es una forma de ser, de estar en el mundo. Es una forma de existir. No tenemos una



neurosis, somos neuróticos. No existen las neurosis, existen los neuróticos.
En la concepción gestáltica la neurosis de un músico (por ejemplo el introyecto de no ser suficiente) puede ser la máxima riqueza de una persona (que te mueva a buscar tus sueños o crear tu proyecto) y al mismo tiempo su máxima pobreza (que ya nada sea suficiente, ni ganar un concurso).

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