jueves, 29 de abril de 2021

CÓMO SOBREVIVÍ A UN ABUSO SEXUAL

 



Como parte del día de Psicoterapeuta Gestalt quiero compartirles una de las historias más íntimas de mi vida con el propósito de crear consciencia y parar este mal que se va repitiendo por generaciones.

Desde pequeño estuve en el escenario ya sea cantando, recitando o simplemente en las coreografías de graduación. Mostrarme ante las personas adultas era algo normal y natural, no conocía el concepto de pena. A los 8 años una persona del sexo opuesto mayor que yo me dijo que tenía curiosidad de cómo se veía mi miembro circuncidado y me pidió que se lo mostrara. Sin pena y con ganas de complacerla lo hice. Con el tiempo esa persona en complicidad con otra me dijeron “espero que nos lo sigas mostrando para ver cuándo te haces púber”. Yo continuaba haciéndolo porque se me hacía algo chistoso y además lograba el cariño de esas dos personas. Pero crecí, me empezó a salir vello y me dio pena mostrarlo. Un par de años más tarde ellas me dijeron, “sabemos que ya eres púber porque ya nos quieres enseñar” comentaban riéndose.

Nunca tuve una sensación de que hubiera sido algo malo hasta que en cuarto semestre de la maestría en Psicoterapia Gestalt empezamos a ver el tema del abuso para trabajarlo con los pacientes. Empezamos a ver todos los tipos y formas de abuso. De pronto, como cuando recuerdas algo que te duele empecé a ver el abuso. Comencé a llorar en clase y lo compartí en el grupo. Salí llorando a terapia a trabajarlo.

El abuso por definición es cuando un adulto toma ventaja de su edad para hacerle a un niño/a algo que no puede comprender qué es, ya sea físico, sexual, mental o emocional. Las formas de hacerlo pueden ser activas o pasivas. La Psique no diferencia el abuso, se quiebra el self formando introyectos poderosos que influyen en el comportamiento de la persona abusada. Cuando la persona se da cuenta hay una sensación de enojo contra la persona y sobre todo tristeza por una infancia perdida.

Trabajé mucho mi abuso y finalmente confronté a una de las personas que lo hicieron. Le expliqué lo que hizo, lo que me hizo sentir y que no era justo. Aquella persona me contestó

-“pero si eras un hombre, ¿qué tiene de malo?”

Con mucho enojo le pregunté, “¿Y si yo te hubiera dicho que le pedí a tu hija que me enseñara sus partes sexuales para darme cuenta cuándo se convertía en púber?, ¿qué pensarías?”-

“no es lo mismo respondió”

Comprendí que no podía cambiar su forma de pensar y que mi curación era hacerle saber a la persona que lo que hizo estuvo mal y los efectos que tuvo en mí.

Muchas personas me preguntan por qué soy terapeuta y porqué comparto tantas cosas por aquí. La verdad es que soy terapeuta porque me gusta acompañar a las personas a la búsqueda de su curación interior desde mi propio dolor. Comparto mis temas con la intención de hablar de un tema tabú y sobre todo de crear conciencia en las personas mayores sobre los costos que puede tener un mal enfoque de la sexualidad.

Cuando un niño/a es abusado se forman nudos (miedos cristalizados), Narcicista (el otro no existe), Bisexual (rechazo los géneros y la colaboración entre ellos), sadomasoquista (voy a tener que causarme dolor en mi vida), Neurosis Social (No encuentro mi sitio entre tanta gente indiferente.

Cuando la persona supera su nudo puede usarlo en forma positiva, un buen artista es alguien que sabe ocupar adecuadamente su narcisismo sabiendo que hay otro; un ser humano que ha trascendido su nudo bisexual sabe que vive en un mundo andrógino y deja de definir profesiones y cosas por femeninas y masculinas; no existirían los buenos carniceros/as ni cirujanos/as sin un buen nudo sadomasoquista trabajado; una persona con neurosis social trabajada encuentra su propio sitio y misión en el mundo.

Al final de la clase en donde descubrí mi abuso a los 27 años hice una pregunta desde mi propio dolor “Maestra, con todo lo que he aprendido ¿hay alguna persona que no haya sido abusada?” La maestra me respondió que todos de alguna forma hemos sido abusados, mental, emocional, física o sexualmente. Es importante hablarlo y trabajarlo en terapia, expresar ese enojo y convertirlo en algo bello.

Mi nudo narcisista es sublimado en mis actividades artísiticas, eso me hace buen artista, mi nudo de neurosis social me hace buen terapeuta, le encuentro sentido a todo lo que vivo acompañando a las personas que me consultan.

Gracias amigos por leerme y por mandarme tantos inbox y comentando las publicaciones. La intención es siempre hacer más consciencia y parar las repeticiones. No podría estar compartiendo esto tan abiertamente de no haberlo trabajado en compañía de un Psicoterapeuta

Gracias a Araceli González, Rafael Tejada, Ángeles Carrasco y Jeanette Sánchez por acompañarme en estos 18 años de terapia.

Feliz día del Psicoterapeuta Gestalt

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