

¿Te imaginas
a un niño que quiere ser bombero tomando clases una vez por semana encerrado
una hora en un cubículo con un maestro quien lo preparará para presentar sus
habilidades para una presentación después de unos meses? ¿Te imaginas a una
niña de 15 años tomando clases individuales para lo que sea con un adulto del
sexo opuesto durante una hora semanal por espacio de varios meses o años? La
percepción cambia.
La
responsabilidad de los niños es totalmente de los padres y en la adolescencia
de pueden ir delegando algunas. Sin embargo en el caso de los estudiantes de
música la mayor responsabilidad la tiene el maestro/a cual persona preparada,
mayor de edad, madura y que idealmente sabe que su rol está en guiar al niño/a
o adolescente a encontrar quien quiere ser.
El 80% de los
estudiantes de música son menores de edad y cada vez hay más niños estudiando y
obteniendo resultados con más rapidez. Es por ello que mis publicaciones van
más dirigidas hacia los maestros puesto que tienen la responsabilidad de saber
sus límites. Es como si un padre de familia me escribiera “Edu, hablas mucho de
lo que deben de hacer los padres, ¿cuándo posteas algo sobre lo que deben de
hacer los hijos?... es algo para reflexionar.
Con este
preámbulo he aquí una lista de lo que considero un alumno/a de música
responsable en diferentes edades:
Si tienes
menos de 12 años: Probablemente esto lo están leyendo tus papás, en caso de que
te lo compartan, hazlos que te acompañen a las clases y sobre todo que
prioricen el hecho que te llevó hacia la música: disfrutarla y hacerla para ti
ante los demás
Si tienes
entre 12 y 15 años: Se honesto/a con lo que quieres hacer. Estás en una etapa
de cambios y es probable que el deseo de ir a la escuela de música sea más de
tus padres que tuyo. Háblalo con ellos si es el caso. Si la música te gusta
procura escuchar a tus maestros y resuelve todas tus dudas en clase. Ten tu
instrumento limpio y busca siempre compartir lo que aprendes. Déjate guiar por
alguien con más experiencia que ti
Si tienes
entre 15-20 años. Seguramente ya estás convencido de que quieres ser músico,
entonces manos a la obra. Lo primero: busca cómo estudiar adecuadamente, para
eso son las clases, para resolver dudas y aplicarlas en la casa. Antes el maestro
te ayudaba a que el proceso fuera más fácil, poco a poco tienes que ir tomando
la iniciativa. Busca tutoriales en Youtube, grábate en redes sociales, sigue a
instrumentistas que admires en sus cuentas de Facebook e Instagram e investiga
en google cómo empezaron. Verás que no eran muy diferentes a ti y que también
tuvieron sus problemas. El maestro o maestra no es una figura parental, tampoco
es tu amigo así que respeta el rol así como él/ella respeta el tuyo. Mientras
seas más respetuoso/a encontrarás respeto. Si hay algo que no te agrada
coméntalo con tus padres o con el director de tu escuela. No te pongas al tú
por tú. Estás en una época de rebeldía natural.
Si tienes más
de 20 años. Te vuelves cada vez más protagonista de tu clase de instrumento. Llega
con propuestas, con fraseos, digitaciones, preguntas. El conocimiento ya no
sale del maestro, lo construyen juntos. Estudiar no es una opción, es un
privilegio. El maestro y la institución están para facilitarte las cosas pero
tienes que poner mucho de tu parte. Busca orquestas, cursos, oportunidades que
puedas platicar y considerar con tu maestro para mejorar. Regularmente en esta
edad viene una crisis existencial por el “músico ideal” que creíste que ibas a
llegar a ser a esta edad. Recalibra lo que puedes hacer y no te rindas. Tu
chamba es presentarte a la escuela y hacer lo mejor que puedas. Busca opciones,
ve a terapia, haz ejercicio, aliméntate bien, escucha ópera, haz tus tareas de
materias teóricas. Todo esto potenciará tu actividad como instrumentista o
cantante.
Como vez cada
que pasa el tiempo te vas volviendo más responsable hasta que un día te vuelves
maestro y ayudas a otro a que encuentre lo que quiere llegar a ser (que
regularmente ni esa persona sabe). Acompáñalo/a desde tus mismas dudas de hace
unos años. En mi experiencia nunca se deja de aprender.
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