Los recitales ya no son lo que eran cuando nosotros cambiamos. Y es bueno y
esencialmente necesario que las experiencias musicales no estén estancadas, que
sean fluidas, la música es cambio continuo. Pero para que las cosas cambien,
debemos aceptar la transformación de nosotros mismos, es decir rendirnos, dejar
desmoronarse las ideas locas que impiden el desarrollo de nuestra mente, dejar
que los nuevos
sentimientos hagan estallar los diques que encierran a
nuestro corazón.Si en la escuela, en la orquesta, o en un concurso, te someten a injusticias, no debes menospreciarte, debes tomar esas injusticias como demostraciones, como saludables fracasos. “Este camino por el que te empeñas en marchar, no es el tuyo, no te conviene, acepta el fracaso para que cambies por fin de camino, ríndete!” La única forma de liberarnos de nuestros problemas, es cambiar, mutar mentalmente, emocionalmente, creativamente. El que no sabe caer, no es dueño de su equilibrio. El que no acepta con humildad el fracaso, no puede triunfar. Se triunfa aprendiendo a fracasar
En el
escenario, ama a la música amándote a ti mismo/a
Más vale no
confiar demasiado en las apariencias. Todos tenemos un poco/mucho de pánico
escénico
Hoy,
lentamente, mira el piso del escenario y luego hacia el techo, saboreando cada
lugar por el que pasa la música que interpretas
Espera de tus
colegas lo que platicas con ell@s. Si criticas te criticarán a tus espaldas, si
los reconocen te lo devolverán al momento
Estamos, poco
a poco, creando alrededor de nuestro instrumento, un nuevo ser humano sensible,
capaz de ver y sentir a los otros
Un buen
sentido del humor antes y después del recital te permite aceptar ser parte
ilusoria del todo incomprensible
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